Las energéticas buscan el equilibrio entre rentabilidad y un futuro en verde
El sector de la energía busca algo parecido a la cuadratura del círculo. Por un lado está obligado, y de buen grado, a contaminar menos ya que el cambio climático y sus consecuencias son un hecho constatado y, por otro, tiene que aumentar en eficiencia ya que está obligado a seguir dando buenos resultados a sus accionistas. Esta encrucijada fue analizada esta semana en Madrid en el marco de «The Global Annual Energy Meeting», organizado conjuntamente por Esadegeo, InnoEnergy, Boston Consulting Group y la Comisión Europea.
Iván Martén, vicepresidente de Energía de Boston Consulting Group, aseguró que el escenario por el que atraviesan las empresas del sector es de «inseguridad, ya que tienen que atender una demanda creciente fruto del crecimiento de la población en determinadas áreas del mundo, tienen que cumplir con las nuevas regulaciones, tienen que estar a la altura del reto que supone la tecnología también en este área y controlar la cadena de aprovisionamiento de materia prima de petróleo y gas pese a los conflictos geopolíticos que se dan en algunos de los países productores como son Libia, Nigeria, Venezuela, etc…».
Sobre la necesidad de reducir la actual dependencia del petróleo, Martén explicó que hay una serie de sectores en los que es «absolutamente imposible, como es el caso de la aviación o del transporte de mercancías por barco, entre otros». Esta tendencia de ir acabando con el petróleo como fuente de energía se ha dejado notar también en las inversiones financieras ya que, por ejemplo, hay algunos fondos de inversión que ya no apuestan por valores ligados al «oro negro», como es el caso del Rockefeller Funds.
Asia, demanda al alza
Y todo esto, además, se produce en medio de un aumento de la demanda, pero no en Estados Unidos y la Unión Europa como ha sido hasta ahora, sino en Asia, lo que supone también un reto para el sector ya que, aunque parezca extraño, aún hay 1.500 millones de personas en el mundo que no tienen acceso a la electricidad.
Ladislas Paszkiewicz, director de Estrategia de Clima de Total, expresó claramente los planes de su compañía de ir abandonando poco apoco los negocios que están basados en el carbón e ir sustituyéndolos por el gas. «En la actualidad la mitad de nuestra actividad está basada en el petróleo y la otra mitad en el gas pero la tendencia es a aumentar esta última, ya que en Total pensamos que el gas es un combustible de transición». En todo caso, y al margen de los combustibles, lo que tienen claro en Total, según explicó su responsable de Clima, es que «cuanto más alto sea el precio de contaminar, más rápida será la transición a los combustibles limpios, aunque nosotros ya estamos invirtiendo en energía solar, ya que en nuestra empresa los negocios relacionados con la energía limpia ya están integrados plenamente en nuestra compañía que, como todo el mundo sabe, hace años estaba centrada exclusivamente en el petróleo».
Repsol, «bonos verdes»
Jaime Martín Juez, director de Sostenibilidad y Tecnología de Repsol, se mostró tajante cuando aseguró que «el cambio constante es el contexto actual, ya que en los próximos 20 años la mitad del crecimiento mundial se producirá en las grandes ciudades de los países emergentes, y eso supondrá que todas las empresas tendremos que adaptarnos. En Repsol hace tiempo que hemos visto la necesidad de trabajar orientados a estos nuevos negocios y, de hecho, hemos hecho ya varias emisiones de bonos denominados verdes destinados a financiar proyectos sostenibles desde el punto de vista medioambiental y han sido todo un éxito ya que hemos logrado financiación de millones de euros. Lo que es evidente es que necesitamos nuevos combustibles. De hecho Repsol va a entrar en los negocios de renovables, como el recientísimo, de tan solo hace unos días, de Reino Unido en una planta de almacenamiento de CO2».
Sin embargo, el representante de la petrolera española añadió que «el hecho de que invirtamos en renovables no quita que tengamos que seguir haciendo los deberes en nuestro negocio tradicional y, como ejemplo valga el dato de que el aumento de la eficiencia nos está haciendo ganar ya un 1 dólar más por cada barril de petróleo que vendemos».
Desde Gas Natural Fenosa Manuel Fernández Álvarez, director de Energía al por mayor de la compañía, cree que se puede llegar a que la energía renovable sea el 10% del merc ado en el año 2035 pero, pese a ello, «seguiremos necesitando el gas, el petróleo y el carbón, sobre todo para atender la nueva demanda que provendrá de Asia, que es donde estarán a medio plazo los consumidores finales».
China, «un mundo, un cielo»
Y, como no podía ser de otra manera, el cambio de rumbo en relación con el cambio climático que ha tomado Estados Unidos también fue objeto de análisis.
Li Shan, consejero delegado de Silk Road Finance Corporation Limited, afirmó en el mismo acto que «China no ha estado históricamente muy sensibilizada en los temas relacionados con el cambio climático pero hace unos años la situación cambió y empezó a unirse a la lucha contra él junto con la comunidad internacional, sobre todo la Unión Europea. Fue entonces cuando decidimos parar las inversiones en carbón y desde entonces hemos ido girando hacia el petróleo y el gas. No queremos repetir errores pasados ya que solo tenemos un mundo y solo tenemos un cielo. Tenemos que avanzar hacia el desarrollo económico sostenible, y por eso este año hemos cerrado 100 plantas de carbón y ahora invertimos en capturadores de CO2». El representante chino añadió que «mi país es el primer consumidor de energía del mundo y crecerá un 2% anual en los próximos 20 años».
Por parte de Estados Unidos Samantha Gross, experta en clima y energía del centro de investigación norteamericano sin fines de lucro Brookings, explicó que «la decisión de Donald Trump de abandonar los compromisos del acuerdo de París es muy seria y en el fondo es populista, ya que busca promover la producción de petróleo y gas en Estados Unidos, dentro del espíritu de America First aunque en teoría es para aumentar la independencia energética. La cuestión es que esta decisión está dañando la imagen exterior del país, a lo que ha contribuido también el abandono de los tratados comerciales internacionales. En cualquier caso no hay que perder de vista que hay Estados, como California y otros muchos, y ciudades con Nueva York en cabeza que están haciendo por su cuenta política energética verde.
Los «chicos malos»
Una de las cosas en la que coinciden los principales representantes del sector energético es en la mala fama que tienen, fruto de la llegada de los «nuevos actores» a la sociedad como son las ONG y partidos políticos claramente orientados a la ecología. Este asunto podría quedarse solo en una anécdota si no fuera porque esta imagen de «chicos malos» que contaminan hace que las compañías energéticas no resulten atractivas para los jóvenes a la hora de buscar empleo, ni para las mujeres. Este asunto es capital ya que los empleados de estas compañías, de mantenerse la tendencia, no tendrán así el necesario relevo generacional, sobre todo habida cuenta de que el grueso de sus empleados, el 43%, tomará al camino de la jubilación de aquí a pocos años. De ahí que la necesidad de darle un giro «verde» al sector sea más imperiosa que nunca.
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